Llega la primavera y de repente nos entra un cansancio mayor de lo habitual, una especie de bajón que no sabemos muy bien a qué responde.
Un dos por ciento de la población puede sufrir cansancio o astenia coincidiendo con el paso del invierno a la primavera. Esta sensación puede aparecer junto a otras manifestaciones como:
– Apatía o falta de energía para desarrollar actividades.
– Tristeza sin causa aparente.
– Pérdida del apetito.
– Irritabilidad o cambios en el estado de ánimo.
En cualquier caso, esta sintomatología es siempre de carácter leve y pasajero. Este cuadro clínico sin causa aparente que lo justifique, y conincidiendo con el cambio estacional ya comentado, es conocido comúnmente con el nombre de astenia primaveral.
Hay que remarcar, sin embargo, que no es ningún trastorno psiquiátrico, sino más bien una sensación subjetiva que puede traslucir una mayor vulnerabilidad de la persona frente a estos cambios climáticos.
¿Cómo se produce?
No existe una teoría concreta al respecto, pero parece ser que es una combinación de dos factores:
– Las horas de luz solar.
– Los ciclos hormonales.
Para explicar el porqué afecta a unas personas y no a otras hay que basarse en la existencia de un factor endógeno no esclarecido. Esto es una mayor predisposición de la persona a verse afectada por estas variaciones climáticas.
¿Cómo prevenirla?
Llevar una vida saludable y ordenada con una dieta equilibrada es la base para fortalecer nuestro organismo y sus defensas, evitando que los factores exógenos minen nuestra energía.
Podríamos destacar seis puntos básicos para prevenir la astenia primaveral:
- La dieta debe ser equilibrada y variada, enriquecida en vitaminas y minerales. Hay que hacer hincapié en la ingesta de verduras, frutas, hortalizas combinadas con farínaceos (arroz, pasta, legumbres, patatas…). Específicamente hay alimentos que favorecen la producción de serotonina, como son los cereales integrales, el aceite de oliva, el pescado azul, las nueces, las semillas de girasol y los quesos frescos.
- Mantener el cuerpo hidratado ingiriendo unos dos litros de agua al día.
- Intentar dormir ocho horas diarias.
- No fumar, no tomar bebidas al cohólicas, no abusar del café ni de las debidas excitantes.
- Realizar ejercicio moderado al menos durante 30 minutos al día.
- Llevar un ritmo de vida ordenado, manteniendo unos horarios fijos para acostarse y levantarse, y también para comer.
En ocasiones, a pesar de cumplir con todos estos requisitos, también puede ser necesario el aporte de un reconstituyente a base de vitaminas, minerales y extractos de plantas como el ginseng o la jalea real.
En definitiva, si al principio de la primavera te notas más cansado de lo habitual, falto de fuerzas para desempeñar las actividades diarias o te cuesta mantener el ritmo de trabajo normal, te encuentras triste o sinetes malestar, es probable que estés sufriendo astenia primaveral.
Pero eso sí, si tu situación de cansancio o tristeza persiste en el tiempo, debes consultar al médico, porque podría tratarse de otro problema subyacente.